Mascarilla humectante y revitalizadora

Cuando la piel delata los desvelos y la tensión, es difícil contentarla solamente con crema humectante.

Esta mascarilla viene de la sabiduría de la mejor cosmetóloga que conozco: mi mamá. Su versión tenía leche, pero otra de sus mascarillas lleva yogur y la sensación al quitársela es celestial.

Antes que nada, no hay que asustarse con la harina de avena. No tienes que ir al pasillo de orgánicos a comprar un paquete de $200 de carbohidratos elegantes. Sólo tienes que tomar una tasa de avena normal, ponerla en la licuadora, molerla bien, y guardar en un recipiente para otras recetas.

Por lo mismo, la consistencia de tu mascarilla va a cambiar aun si sigues las cantidades sugeridas. Por lo que hay que ajustar añadiendo más avena para hacerla más espesa o más yogur para hacerla más líquida.

Necesitas:

Mezcla todo en un recipiente pequeño y aplica generosamente en tu rostro recién lavado. Deja actuar por aproximadamente diez minutos.

Para enjuagar usa agua fresca, no tibia ni caliente. No talles con fuerza ni uses toallas ásperas para secar. Vas a notar tu piel más suave que nunca, y cuando te veas en el espejo los signos de fatiga habrán disminuido.

Últimamente uso esta mascarilla muy seguido porque es como premiar mi piel sensible, y agradecerle por aguantar el estrés que la hago pasar. Si tuviera que usar una sola palabra para describirla, sería DELICIOSA.

Cuéntame si la pruebas y qué te parece.