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Haber crecido con Disney

Qué bonita infancia en que todo era color rosa, en que las hadas madrinas solucionaban todo sin pedir nada a cambio, en que los hombres eran perfectos y los animales hacían el quehacer de la casa.

Analizando nuestra generación, ¿será realmente una ventaja haber crecido con Disney, Marvel y el resto de fantasías?

Vean a nuestros padres: crecieron usando juguetes de madera, escuchando cuentos de la boca de sus familiares, corriendo por sus vecindarios, raspándose las rodillas, haciendo amigos, cuidando a sus hermanos, viendo la televisión por un periodo muy limitado de tiempo. Ellos no esperan soluciones mágicas a la vida, ni se quejan tanto de los retos que se les presentan. Es verdad que es una generación que acogió la comodidad y quiso evitarnos carencias y malestares para nosotros, muy probablemente entorpeciéndonos. Pero eso entra en un esfuerzo inconsciente producto de los fenómenos sociales que vivieron por la pos-guerra, el movimiento de los sesentas y más.

Nosotros somos un gran contraste. Crecimos viendo películas en casa, regresando una y otra vez el VHS, disfrazándonos de princesas o súper héroes, comprando cuanta chuchería sobrevalorada tuviera la imagen del personaje de moda, esperando mientras crecíamos muchas de las conductas que aprendimos de meras fantasías.

Fantasías que fueron endulzadas por no creernos capaces de digerir realidades: En el cuento original de Caperucita roja, nadie abre el estómago del lobo para sacar a Caperucita y rellenar con piedras. Caperucita muere porque eso es lo que pasa cuando un animal come a otro. Esmeralda muere (después de ser usada por el patán de Phoebus) en Notre Dame de Paris de Victor Hugo, porque en la desigualdad y superstición de la Edad Media no había final feliz para los gitanos.

Crecer esperando una realidad platónica nos hace indignarnos ante la injusticia y querer un mundo mejor. Pero también nos hace enfrentarnos a que una gran mayoría no queremos ni sabemos batallar. No sabemos vivir en la realidad.

Me parece ridículo entrar a redes sociales y ver una fuerte cantidad de mensajes sobre si las adaptaciones de La Sirenita y Mulán están bien o mal porque se apegan o no a la película con la que crecimos (1. Qué nos importa, ya crecimos, no las hacen para nosotros 2. Las películas “originales” tampoco se apegaron a la historia que les dio origen). Gente que se gasta quincenas completas en la figurita carísima del héroe tal o cual, porque es un ejemplo de vida por su actitud ante los obstáculos que le ha puesto la vida. Y los héroes que tenemos en la vida real nadie los conoce (vaya ni presupuesto hay para que salven al mundo de enfermedades con su investigación, o los critican porque ayudan perros en lugar de niños).

Es su dinero, es su tiempo, cada quien hace lo que quiera con eso. Pero todos estamos conscientes de que son meras fantasías. Que ya crecimos, que una cosa es ir al cine a ver la película y ser libre de que nos guste o no nos guste, pero otra cosa es vivir en la nostalgia, lejos de la realidad, defendiendo historias que no tienen nada que ver con nosotros, usando nuestra inteligencia en buscar argumentos genéticos o de derechos humanos para determinar si Ariel es de tal o cual color. No podemos seguir obsesionados con ficciones endulzadas.

Mi infancia fue la Bella Durmiente. Mi adolescencia fue Harry Potter. Y no por eso quiero fiestas temáticas en mis veintes o joyas preciosas inspiradas en eso (ni hablar de las bodas en Disneyland). Fuimos fans, nos gustaron historias y personajes. Pero ya podemos darnos cuenta de que hay cosas más grandes.

Podemos sumergirnos en el arte cuyo mensaje ahora podemos entender mejor, educar nuestra sensibilidad a la realidad, estudiar fenómenos filosóficos, sociales, físicos o químicos. Y entonces, crear, crecer, cambiar. Conste, estoy hablando de apasionarnos por el mundo, no hundirnos en el Excel.

Somos una generación innovadora, consciente de nuestro medio ambiente, empática. Pero hace falta llevar nuestro talento y cualidades a la realidad. Ya vimos semanas de contenido viral irrelevante. Esto nos daría un nuevo horizonte de felicidad. Imagina el impacto de una mayoría que usa sus fortalezas en la realidad.

11 comentarios en “Haber crecido con Disney”

  1. Disneyland brings back some magical memories for me, especially as a kid when we used to go to the one in Paris during summer holidays 🙂 My mum is obsessed with all things Disney, so we mentioned about maybe doing a girls trip there sometime in the future which I’m excited about. I went to the Disney in Florida and the one in LA a while back which was amazing too, although I think the one in Paris holds the most special place in my heart ♥︎♥︎♥︎

    Sophie | soinspo xo

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  2. Disney does a great job with its movies and such. Though, there can be some different thoughts when it comes to sticking to the original storyline. I thought it’s fine to deviate from the original story a little. Thanks for sharing your thoughts!

    Nancy ♥ exquisitely.me

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