Silencio

Pocas cosas son tan infravaloradas. Poder descansar, reflexionar, rezar, escuchar una sola cosa a la vez. El silencio es una experiencia muy bella y difícil de obtener. 

Hace años en algún retiro mientras participaba en un coro, alguien nos dijo “si su canto no es más bello que el silencio, no canten”. En un mundo con pasión por expresar opiniones, tener más relevancia que otros, y pensar muy poco en el vecino, una frase así forzosamente sacude consciencias. 

Lo importante no es expresarte, o hacer las cosas con buena intención. Lo importante es reflexionar sobre el hecho de que no estamos solos en el mundo. El valor de la expresión es muy grande, pero no absoluto. ¿Cuándo es justo perturbar el silencio? 

El silencio se aprende, su aprovechamiento se desarrolla. Todos somos capaces de adaptarnos al silencio.

La ausencia de ruido es necesaria para la contemplación. No sería fácil cuantificar las consecuencias sociales de un barrio que vive con mucho ruido a uno que no. Especialmente porque hay diversas calidades de sonido. Pero no creo que sea coincidencia que barrios que se distinguen por vandalismo o violencia doméstica tengan más ruido: gritos, música excesivamente alta, etc. 

¿Qué puedes hacer hoy para disfrutar el silencio?