Lifestyle

A diez días de limitar mi tiempo en mi celular

Nunca consideré que el uso de mi celular fuera adictivo. Probablemente no lo era. Pero hace diez días puse un límite de horas de uso en las dos aplicaciones en las que más tiempo paso al día, y desde entonces han cambiado muchas cosas pequeñas en mi vida, que se traducen en resultados grandes.

Según mi monitoreo de bienestar digital, pasaba entre 3 y 4 horas al día viendo la pantalla. Puse límites a Twitter e Instagram de 50 minutos al día, así como un objetivo de reducir a 2 horas y quince minutos mi tiempo ante el celular.

No me costó mucho separarme de las aplicaciones, porque no es una separación total. Ahora soy más consciente de lo que veo: o deseo consumir el contenido que aparece, o lo salto porque tengo poco tiempo. Antes dejaba las historias de Instagram pasar mientras me lavaba los dientes, o pasaba más tiempo recorriendo el timeline de Twitter sin realmente leer todo.

Al no poder pasar mucho tiempo en estas redes, claro que empecé a utilizar más otras: Pinterest, Tiktok, Youtube. Pero sin que esto reemplace totalmente el tiempo que pasaba en las otras apps, pues no tengo datos ilimitados en ellas. De hecho, aunque he descubierto cuentas que me gustan, ni siquiera han destronado a Twitter e Instagram en tiempo de uso.

Mi tiempo de uso del celular se ha mantenido por debajo de las tres horas, y aunque sigo usando mi laptop buena parte del día, no paso mucho tiempo en redes sociales.

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¿Qué cambió?

Tengo más control de mi tiempo y estoy más presente en mis actividades. Dedico mi total atención a las personas que están conmigo, pues mi celular ya no vive en mi mano. Y sin embargo, soy más rápida en responder mensajes. He tenido conversaciones más enriquecedoras con la gente que me rodea. Incluso rezo un poco más, no necesariamente ha cambiado mi rutina, pero me sorprendo hablando con Dios más veces al día mientras hago algo.

Desde hace diez días hago más ejercicio de acuerdo a mi monitoreo de calorías. Camino más, salgo más de mi casa, le pongo más atención al jardín, juego con Lolo, etc. De pronto si estoy aburrida, aunque ya haya hecho mi ejercicio del día, busco un video en YouTube para hacer un poco más.

También leo más, y me concentro más fácilmente en lo que leo. No tengo el impulso de revisar mis redes y scrollear sin rumbo.

Leer novelas para conocer el mundo. ¿Cómo leer más?

Estoy más tranquila respecto a temas que normalmente me molestan. Aunque sigo gente interesantísima de la que aprendo mucho, últimamente Twitter presenta contenido de personas a las que no sigo y que me molesta profundamente: misóginos, manipuladores religiosos, prejuicios lanzados sin argumentos, etc. Aunque los he silenciado, no ha habido cambio en lo que me muestra el algoritmo, así que menos tiempo disponible me hace enfocarme en las cuentas que sigo y me gustan. No estoy dedicando energía a cosas que me fastidian y probablemente me estoy fatigando menos.

Aprecio más mi espacio. Desde que reduje el tiempo me he propuesto reordenar poco a poco mis espacios. Una hora extra al día en promedio da para mucho, pero tampoco para hacer una limpieza radical en ese periodo, pero ya he reordenado mi escritorio, dos cajones y mi salón de clases. Además compré una mesa y sillas para estudiar o pasar un rato agradable comiendo en el balcón, y traje dos macetas a ese espacio que antes estaba vacío. Ahora soy más observadora respecto a lo que puedo hacer para hacer cada lugar más agradable.

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Y también aprecio más otras funciones de mi celular. He vuelto a tomar fotos que me dan alegría, sigo las listas de cosas por hacer que antes ignoraba, comparto cosas que me gustan, y me enfoco en usarlo para compartir y estar para los que están lejos.

¿Qué sigue?

Ahora busco eliminar completamente el uso de redes sociales antes de las 6 a.m. para ser más eficiente y estar más presente en las mañanas.

Aumentar la consciencia de mi tiempo y energía para invertirlos de la mejor manera; usar la tecnología para trabajar, crear y conectar, especialmente conectar; y estar más presente en mis espacios y situaciones. No es que la tecnología nos arruine, pero definitivamente hay que limitar su uso para que no ocupe el lugar de lo magnífico que la vida ofrece, y cada quien sabrá sus necesidades. En cuanto a mí respecta, el límite de tiempo se queda y se adecuará según mi uso de apps evolucione.

¿Has probado límites de tiempo para tu celular?

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