Diciembre del 2022 fue uno de los meses más difíciles de los últimos años para mí. Mis oraciones eran un laberinto sin mucho sentido. Mi mente se esforzaba por no enfrentar los fracasos de los 335 días previos, sin éxito. Fue un mes bello: logros que parecían imposibles, grandes muestras de cariño, triunfo… pero eso no me daba descanso. Al contrario, en mi cabeza solo había ansiedad.
Hasta hace unas horas pensé que en esa situación solo estaba yo. A pocas personas les he contado lo sucedido, normalmente después de disculparme por responder tarde a los mensajes de Navidad. Pero hoy mientras buscaba ideas para escribir, he caído en cuenta que mi publicación más leída en los últimos años (incluyendo 2023) es Ideas de Journaling: Ansiedad de cuarentena. En aquél entonces se hablaba de un mundo mejor cuando nos reincorporáramos a nuestras actividades después de la pandemia, pero pocos describirían la situación actual así. Tenemos más trabajo, mayores expectativas, reglas más estrictas, y hemos pasado por la prueba del aislamiento que no es sencilla.
Mientras se hablaba de propósitos y palabra de año nuevo, hubo una palabra que destacaba mucho en mis lecturas: esperanza. Creo rotundamente que es el antídoto verdadero ante esta crisis de ansiedad que atravesamos. Tengo mucha esperanza en el largo plazo, cuando mis alumnos sean los nuevos médicos, abogados y gobernantes. Pero no tengo mucha en el corto plazo, y es ahí donde decidí enfocarme, porque quien tiene esperanza vive de otra manera. La esperanza se convirtió en mi súplica, y mi palabra del 2023.
Desde hace un par de días me siento mucho mejor. Viendo que hay tanto interés en el tema, decidí compartir aquello que me ha ayudado.
Descansar
Mi cuerpo necesitaba un cambio de ritmo. Estaba trabajando más de 12 horas al día antes de salir de vacaciones (obvio evadiendo la ansiedad), a veces comía hasta las 7pm, y sorpresivamente estaba ganando peso. Salía a correr cada tercer día, lo cual me relajaba, y hacía al menos 30 minutos de entrenamiento de fuerza al día. No me quedaba energía para estirar, así que lo hacía en máximo dos minutos. Mi sueño era ligero así que si me despertaba una hora antes de la alarma, no volvía a cerrar los ojos.
Empezando las vacaciones eso se acabó. Me quité los horarios estrictos que hacían mi rutina posible para dar espacio al esparcimiento, a la creatividad y al descanso. Como a mis horas, dedico poco tiempo a preparar clases, duermo bastante. Un par de días antes de salir de vacaciones me contracturé, así que el ejercicio se puso en pausa. Regresé hasta después de Navidad, pero no a correr. De hecho solo he corrido una vez y perdí mucha condición, pero ya habrá tiempo para recuperarla. Encontré los videos de pilates de Bailey Brown en Youtube, y estoy fascinada porque es ejercicio para quitarle estrés al cuerpo, no para ponerle más. Estiro demasiado y estoy muy tranquila, sin contracturas, y la ropa vuelve a cerrar.
Ahora que regreso, el trabajo debe volver a ocupar su lugar sano: 8 horas, sin repercusiones negativas en mi salud. Sumado a hábitos de alimentación, ejercicio, hidratación y sueño adecuados.
Leer
Me encanta la lectura, pero he de admitir que a veces busco textos que me abruman. Desde que salí de vacaciones hice el propósito firme de evitar eso, y enfocarme en trabajar sobre la esperanza. He estado revisitando Spe Salvi, así como versículos que reavivan mi confianza en que Dios es bueno, e interviene para bien de los que lo aman (Rm 8, 28). La Palabra de Dios me ancla. Aquí van algunos versículos más:

Hablar
No se necesitan títulos y preparación para ayudar a alguien con ansiedad. Solo tiempo y empatía. Y eso me ha quedado claro en estas semanas. Por un momento quise aislarme, no contestar mi teléfono, no salir, evitar todo y a todos. Pero poco a poco he podido platicar con mis amigas y eso repara.
Y aquí quiero incluir la oración. Francamente, cuando uno está ansioso la oración es distinta. Pero es importante mantenernos en el deseo de conversar con aquel que nos ama, visitar el Santísimo, pasar tiempo abriendo el corazón ante Él. Creo que esta es la oración que más frutos da.
Escribir
El journaling sigue siendo para mí una herramienta valiosísima para enfrentar mis ideas, ordenarlas, cuestionarlas, y recordar lo que de verdad importa. De hecho la lectura ha sido eficaz gracias al journaling. No lo he hecho diario, pero sí con mayor frecuencia. Y espero adentrarme más en este 2023 para plasmar los momentos agradables, recordar lo más sabio que me comparten, y seguir creciendo en la esperanza.
Enfrentar y entregar
Aunque no ha llegado el momento, sé que tendré que tomar decisiones y enfrentar aquello que me da miedo. Pero he de hacerlo confiando en que lo mejor ocurrirá, desde la esperanza, y me seguiré preparando para ello. Lo demás está en manos de Dios, no hay mejor lugar.
¿A ti qué te ha ayudado? Déjame tus consejos en los comentarios.
