La naturaleza es rica en remedios para los retos que enfrenta nuestro cuerpo. Por ejemplo, ya les había hablado de mi rosácea. Esta afección dermatológica consiste en el enrojecimiento e irritación de áreas de la piel, con la aparición de granitos. Si no se controla, puede afectar la vista o hacernos más propensos al cáncer de piel.
En mi experiencia, se activa con todo: alimentación, clima extremo, humo del cigarro, y un enorme etcétera que hace frustrante la inversión económica en controlarla.
Desde hace algunos años tengo un aliado: el té de romero. Una plantita fácil de mantener en mi jardín, con un olor agradable y muchas propiedades.
Es una maravilla que combate el acné y los microbios, y calma la piel irritada.
Lo que hago es hervir una tasa de agua con una ramita pequeña de romero, dejarla enfriar y poner un poco en un atomizador pequeño. El resto va al refrigerador para conservarlo unos días.
Lo aplico sobre la cara limpia, antes que otros productos, y lo dejo secar. Se puede aplicar cuantas veces queramos.
No voy a mentir, hay que aplicarlo varias veces al día para poder aprovechar sus beneficios, pero prácticamente es gratis, así que lo hago con gusto.
Hay productos que pueden resultar más efectivos, de hecho el tratamiento de la rosácea no lo he interrumpido, pero es útil darse cuenta que estas pequeñas plantas están dispuestas a ayudarnos a tener una piel bella.
Interesante post
Besos
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