“De niño yo iba a la escuela diez grados bajo cero”, “si quieres subir de puesto tienes que quedarte trabajando hasta la madrugada”, “muestra tu compromiso tomando menos descanso que tus compañeros”, “tienes que responder mensajes de trabajo por la noche o fin de semana”… mi generación y la anterior estamos llenos de creencias absurdas sobre cómo lograr el éxito.
Crecimos con ejemplos de perfeccionismo como Miranda Priestly y Blair Waldorf que no saben dejar ir el control de sus manos; con ejemplos de personas que no podían fallar como Michael Phelps; con personas compartiendo su éxito o su persistencia en redes sociales sin perspectivas realistas; y a la vez, con una revolución de avances y comodidades que nuestros padres no tuvieron.
La cultura popular nos ha enseñado que para tener éxito hay que esforzarse y sacrificarse, pero no se habla mucho de cómo elegir los esfuerzos y sacrificios necesarios. Son pocos los ejemplos de personajes realistas, mentalmente estables, con hábitos y horarios sanos, que logran el éxito. Y sin embargo, en la vida real, el éxito no se alcanza a disfrutar sin este balance.
Estamos saturados de mensajes de superación, videos de cómo fijar metas y alcanzarlas, afirmaciones para repetir una y otra vez hasta creerlas, pero no tenemos mucho sentido de la realidad: ¿qué necesita el mundo de mí?, ¿qué aptitudes tengo para lograrlo?, ¿qué pasos son necesarios para conseguir mis sueños?, ¿qué sacrificios son relevantes y necesarios para lograr lo que deseo?, ¿cómo renuevo mis fuerzas para perseverar?, ¿quién va a medir mi esfuerzo?, ¿esa persona(s) es de fiar?
El burnout se manifiesta distinto en todos nosotros, pero tiene un factor común: trunca nuestros sueños. He abandonado más metas por la inflexibilidad que lleva a la fatiga, que por medir fuerzas. Pues el balance no es darse por vencido, ni lo es el ajuste de fechas.
¿Qué creencias desgastantes estamos esparciendo y adoptando?, ¿qué riesgos innecesarios estamos tomando?, ¿qué podemos dejar fuera de lo que buscamos controlar?, ¿qué podemos dejar de probar a otros?
Very true!
Jennifer
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